Todos tenemos una familia de origen que confrontar para bien o para mal; sin embargo, lo importante es agradecer por lo que nos dieron: la vida.
En algunos casos, con nuestra familia de origen, padre, madre, hermanos, nuestra relación es distante debido a conflictos pasados, al temor a la intimidad, a la proximidad y temor a perder nuestra libertad individual. Otro tipo de relaciones son las implícitas; todos se sienten implicados por las alegrías y tristezas, desapareciendo los límites de la persona; se cree estar haciendo el bien, sin embargo, se cometen abusos de poder e intromisiones en todos los terrenos.
Por otro lado, las relaciones claras, están basadas en el respeto y los conflictos que pueden existir se verbalizan, llegando a un acuerdo para superar el momento difícil.
“Gracias papá y mamá. Lo que me dieron es perfecto. De lo demás me encargo yo.” Bert Hellinger
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